jueves, 28 de febrero de 2019

Mañana todavía - Cavadrio [Prosa Poética]


Mañana todavía.




Cristo Yacente - Baldomero Ressendi 





Una ráfaga de luz termina con mi oscuro y solitario sueño. ¿Qué día es? Viernes, dice aquel cartel que se asoma a mi ventana, el que me ha acompañado cada mañana desde que habito en esta celda llamada casa. Ahí está, tan solitario y gris - ¿hablo de mí o del cartel? - no lo sé, da lo mismo, somos idénticos. Al levantarme, mis huesos crujen a cada ligero movimiento. Me dirijo rumbo a un podrido sillón marrón (que antes era blanco) al otro lado del departamento. Los pasos que doy son una tortura, cada parte de mi cuerpo emite un chasquido diferente acompañado siempre del agonizante llanto de mi alma, juntos forman una triste y desesperada sinfonía de dolor a un Tempo tardo. Esta mañana es la número setecientos treinta nueve, la percibo en una tonalidad de Do menor. Sí, eso es, Do menor. 
Durante mi gran odisea observo el pequeño apartamento frío, lúgubre, adornado con un repulsivo hedor húmedo que no se ha ido desde que estoy aquí; maldigo a mis bastardos hijos por haberme abandonado en este desamparado rincón del infierno. Llego a duras penas al trono del destierro y empiezo a recordar un nombre vacío y cruel… Aria, eso es, Aria.

También recuerdo su voz. Sí… su voz, ¡Oh, cuán magistral era! Qué dicha el haberla oído en todo su esplendor, es lo único que opaca su negativo nombre. Aquel canto de ángel que me trajo tanta paz en su momento, su recuerdo ahora me clava llagas en lo más profundo de mi alma. Quisiera volver acariciar su desdichado rostro y escuchar su susurro de ninfa.
Lamentablemente, es imposible, se ha ido para siempre… El melancólico sol no se mueve, aquí no hay más que día y sólo cuando cierro los ojos, se hace de noche. Hace mucho que dejé de llorar y de reír. Sentado en este sillón marrón observo el catre donde suelo concebir mis inexistentes sueños, y ahí está… aquella descompuesta masa de carne que emite ese hedor que nunca se va. No hay nada que hacer, mañana todavía… todavía será viernes.


-Cavadrio (Jefté J. Franco)

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